Los expertos aseguran que debe actuarse con urgencia para salvar a esta especie en peligro
Sonsoles Sanz / León
La recuperación del urogallo que se ha conseguido en Escocia después de tres décadas en las que su población se vio diezmada -pasó de 20.000 a 2.000 ejemplares desde 1970 a 2004- ha infundido esperanzas a las organizaciones que trabajan para evitar que la especie desaparezca de la Cornisa Cantábrica. Asó lo ha reconocido la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), desde donde se celebra el resultado que su homóloga británica, la Real Sociedad para la Protección de las Aves, ha conseguido en su proyecto para conservar la subespecie de urogallo de Escocia.
El urogallo se extinguió del norte del Reino Unido en el siglo XVIII, fue reintroducido en 1830 por los cazadores y llegó a alcanzar una población de 20.000 ejemplares en el año 1970. “Sin embargo, en un proceso similar al experimentado por las subespecie cantábrica, su población sufrió un dramático declive poblacional, hasta situarse en sólo 2.000 ejemplares”, explican en un comunicado el delegado de SEO/BirdLife en Cantabria, Felipe González, y la responsable del programa para la recuperación del urogallo ‘El sonido del bosque’, Clara Navio.
En Escocia, esta sociedad proteccionista ha puesto en marcha en los últimos años acciones destinadas a elevar el éxito reproductor del urogallo, con medidas de gestión de los bosques encaminadas a crear el hábitat adecuado para la cría de polladas, como son los matorrales de arándano. Además, explica su homóloga española, ha trabajado en reducir la depredación que sufren los huevos de urogallo y ha creado pasillos forestales que permitirán conectar, a medio plazo, poblaciones que en la actualidad están aisladas.
“Todas esas medidas han dado como resultado una mejora de la productividad (número de pollos que sobreviven por cada hembra), lo que significa un cambio de tendencia en la evolución reciente de aquella población. De hecho, se han registrado los mayores valores de productividad de los últimos 13 años, con 1,5 pollos por hembra en la Reserva Natural de Abernethy”, según señala SEO/BirdLife.
El sonido del bosque
Esta asociación conservacionista reclama que se apliquen esas mismas medidas para la recuperación del urogallo en la Cornisa Cantábrica y recuerda que, desde hace dos años, se trabaja en un programa destinado a mejorar los hábitat donde cría la especie, denominado ‘El sonido del bosque’, en colaboración con Iberdrola.
Esa campaña se desarrolla en la actualidad en el Parque Nacional de los Picos de Europa, con la colaboración de las administraciones y de otros grupos conservacionistas en lo que, a juicio de la SEO/BirdLife, constituye un ejemplo de cómo se debería obrar para la recuperación de urogallo en toda la Cornisa Cantábrica.
Por ello, la organización pide que se actúe “con urgencia” si se quiere salvar a la subespecie cantábrica de la extinción, proponiendo que se protejan y mejoren los hábitat donde vive el urogallo, que se reduzca la densidad de sus competidores, como el ciervo y el jabalí, y que se disminuya el efecto de la depredación sobre las polladas “de manera coordinada y decidida”.
“Este planteamiento es el mismo de los trabajos que se están realizando en Escocia y también en los Pirineos franceses y que, en ambos casos, parece empezar a ofrecer resultados alentadores, lo que anima aún más a SEO/BirdLife a continuar en esa línea”, explicaron.
Situación crítica
La situación del urogallo en la Cordillera Cantábrica resulta crítica en este momento- solo quedan 500 animales (40% menos que en los años 80)-, por lo que se hace necesario buscar nuevos modelos de conservación y gestión del hábitat que intervengan sobre los factores conocidos que han provocado el declive de las poblaciones.
De hecho, el nacimiento en junio pasado de pollos en cautividad trajo la esperanza a quienes se centran en la recuperación de esta especie, un hecho enmarcado además en el programa de conservación que desarrollan conjuntamente las comunidades autónomas cantábricas junto con la administración del Estado.